¿Es viable la semana de cuatro días para el talento mexicano?

La realidad extranjera y sus beneficios

Papell comparte datos de pilotos llevados a cabo en empresas europeas: después de pasar de cinco a cuatro días semanales (sin recortar salario), reportaron mejoras en la salud mental, mayor compromiso de los empleados y un ligero aumento en productividad. Específicamente, se menciona que quienes adoptaron el esquema redujeron el ausentismo por estrés o agotamiento hasta en un 25 % y elevaron en promedio un 6 % la eficiencia por proyecto. Estos números llaman la atención, sobre todo en un contexto global donde la salud mental en el trabajo se ha vuelto prioridad.

Sin embargo, México funciona bajo la Ley Federal del Trabajo, que establece una jornada máxima de 48 horas semanales (traducido a seis días de ocho horas). Hasta ahora, no existe un marco legal para una “semana de cuatro días” como tal. ¿Cómo podemos entonces tomar las lecciones de Papell y adaptarlas a nuestra realidad?

Posibles adaptaciones para México

• Jornadas comprimidas. Algunas empresas tecnológicas mexicanas ya ofrecen cuatro días de trabajo con jornadas de diez horas. Al compactar las 40 horas laborales en menos días, logran un efecto parecido: los colaboradores tienen un día extra para descansar y atender su vida personal, y a la vez se cubren las horas que exige la ley.

• Pilotos internos y métricas claras. Antes de implementarlo a gran escala, vale la pena diseñar un piloto en un departamento específico: por ejemplo, un equipo de diseño o marketing. Establecer KPIs de productividad (número de proyectos entregados, calidad de entregables, encuestas de satisfacción interna) permitirá evaluar si realmente los resultados se mantienen o mejoran.

• Alianzas con sindicatos y cumplimiento normativo. Si la empresa está sindicalizada, será crucial negociar con el comité el esquema de horas extra o distribución de horas. En caso contrario, basarse en contratos individuales donde se pacte la jornada comprimida, explicitando descansos y pago de horas extra si llegara a ser necesario.

• Cultura organizacional y formación de líderes. Una semana reducida exige que los mandos medios aprendan a priorizar tareas, delegar con eficiencia y evitar microgestión. Capacitar a los líderes en metodologías ágiles (Scrum, Kanban) puede ayudar a enfocar el trabajo en entregables concretos y evitar reuniones innecesarias.

Impacto en salud mental y compromiso

La salud mental es una preocupación creciente en México. Datos de la Secretaría de Salud indican que las enfermedades relacionadas con ansiedad y depresión han aumentado en los últimos tres años. Ofrecer un día libre adicional podría ser un factor protector: mayor tiempo de desconexión, mayor oportunidad para actividades personales y menor fatiga emocional. A la larga, esto se traduce en menor rotación y menores costos por ausentismo.

Además, el compromiso de los empleados suele mejorar cuando perciben que la empresa se preocupa por su bienestar. Una encuesta interna (realizada en 2024 por una consultora local) encontró que el 72 % de los colaboradores estaría dispuesto a asumir jornadas comprimidas si se tradujera en un día adicional de descanso, siempre y cuando no afectara su salario ni sus prestaciones.

Desafíos y reflexiones finales

Por supuesto, no todo es sencillo. Algunas áreas que requieren atención continua (atención al cliente, producción, seguridad) pueden no adaptarse fácilmente a un modelo de cuatro días. En esos casos, se podrían explorar rotaciones de turnos o escalonar el día libre para garantizar cobertura.

También es importante monitorear de cerca la productividad y la carga de trabajo. Comprimir horas puede derivar en jornadas intensas que, si no se manejan adecuadamente, generen fatiga y terminen contrarrestando los beneficios. El secreto está en definir objetivos claros, mantener comunicación constante y ajustar procesos.

En definitiva, la propuesta de Antonio Papell nos recuerda que, aunque nuestra legislación laboral no contemple una “semana de cuatro días” tal cual, existen caminos intermedios para mejorar el bienestar y la productividad. Tomar estas ideas como punto de partida puede ser el primer paso hacia un entorno laboral más saludable y competitivo en México.

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